Mario Vargas Llosa Hotel Geneve Mexico City en Ciudad de México

El 12 de febrero de 1976, un día como cualquier otro; Mario Vargas Llosa dejó su llave en el mostrador del Hotel Geneve sin saber lo que sucedería, o si lo sabía quizás lo había premeditado. Venía ya precedido de sus éxitos literarios: La ciudad y los perros, Los cachorros, La casa verde y Conversación en la catedral. Estaba en México para ver, con un grupo de amigos en una sala privada de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica, situada en Oaxaca y Monterrey, el filme dirigido por Álvaro Covacevich que él escribió: La odisea de los Andes. Se trataba de la historia de los sobrevivientes de un equipo de jóvenes que mantuvo la vida en condiciones desesperadas en las alturas de la cordillera, que en México ya había sido llevada al cine por René Cardona.


Vargas Llosa daba una entrevista para el periódico Excélsior, cuando apareció el escritor colombiano Gabriel García Márquez. “Felino y furioso, Vargas Llosa se acercó a Gabriel quien aguardaba con los brazos abiertos. Ni una palabra, ni un sonido, ni una nada. Sólo el derechazo certero. El Gabo se fue de espaldas con las manos en la cara y los ojos hacia las lámparas”.


Según testigos, el incidente se debió a que Gabo decidió intervenir para resolver los pleitos conyugales del matrimonio Vargas Llosa cuando vivían en París.

Por la noche de aquel 12 de febrero, Vargas Llosa quizás tuvo que tomarse un trago en el bar del Hotel Geneve antes de poder reconciliarse consigo mismo y dormir a pierna suelta en su habitación.